lunes, 1 de septiembre de 2014

Luz Verde



Hace ya casi un año tuve la oportunidad de encontrarme en la cima del mundo. Bueno, no en la cima del mundo pero si a muchos metros de altura y de presenciar un atardecer hermoso, en el cual el reflejo del sol sobre los vidrios de los edificios parecían millones de chispitas. Algo bastante bonito. Incluso ahora que lo recuerdo me trae una sonrisa al rostro y me alegra el momento. Pero ese no es el punto. El punto es que durante ese tiempo tuve la oportunidad, dejada de lado por cierto, de ver la película El Gran Gatsby. Sin saberlo, me estaba guardando para verla en una ocasión en la cual le pudiera dar más sentido a los eventos sucedidos en ella.

Esta película, remake de otra y ésta última basada en una novela norteamericana, trata sobre este hombre que hace grandes fiestas en su mansión, ubicada en las afueras de Nueva York. Todos los asistentes conocían y desconocían por partes iguales a su anfitrión, Jay Gatsby. Sin embargo, Gatsby permite a Nick que vea más allá de lo que sus invitados conocen de él. Esto lo hace con la intención de que Nick lo lleve más cerca de su meta: Daisy, la prima de Nick.

Recientemente, como suelen ser las mejores cosas de la vida, por casualidad tuve la oportunidad de ver esta película. Mientras la veía me pareció bastante interesante y le di mucho sentido a la historia debido a lo que he vivido recientemente. En este sentido, alcancé a comprender la posición de Jay. Ésta en la cual una persona busca alcanzar su meta, donde se utilizan todos los medios de los cuales se disponen. Y todo esto porque “todos estamos buscando a ese alguien especial”.

A pesar de esta identificación, también logré ver ciertas diferencias entre Gatsby y yo. Quizá la más importante, es que él tuvo una breve pero significativa historia previa con Daisy. En mi caso, lo considero desafortunado y afortunado. Primero que nada, desafortunado porque yo no he tenido esa oportunidad de tener una historia que contar, un pasado que recordar, sino que solo hemos compartido las casuales cordialidades entre dos conocidos. Por otro lado, afortunado debido a que Gatsby se encontraba aferrado a este pasado que tanto añoraba pero que, desafortunadamente, ya lo había dejado atrás sin que él se diera cuenta. Daisy ya se encontraba fuera de su alcance. En este sentido, quiero creer que no es mi caso, que ese deseo que tan intensamente anhelo aún está a mi alcance y que todo es posible. Aún veo la luz verde al otro lado de mi muelle y me emociono, me estremezco y me quedo sin palabras.


Como recientemente le comenté a un colega, siento que en esta etapa de mi vida están sucediendo cosas que objetivamente son más importantes, más relevantes, a las cuales les debería dar mayor importancia y peso pero, a pesar de este entendimiento racional, estoy haciendo un gran esfuerzo por alcanzar la luz verde, por iluminarme de su resplandor y acompañarla en su oscuridad. Solo espero que, al final del dia, todo haya valido la pena.

Gatsby believed in the green light, the orgastic future that year by year recedes before us. It eluded us then, but that’s no matter—tomorrow we will run faster, stretch out our arms farther. . . And then one fine morning—So we beat on, boats against the current, borne back ceaselessly into the past.
F. Scott Fitzgerald

No hay comentarios.:

Publicar un comentario